En el verano de 1885 la niña Lorenza Gómez Martín, hija de Vicente Gómez, tenía 11 años. Jacoba Pérez Sanz, hija de Guillermo y Carlota, tenía 16. El mes de agosto de ese año el cólera morbo, que había llegado a la provincia mediado Julio, alcanzó a Fuente Olmedo, convirtiendo el mes de la trilla en un reguero de lutos familiares. Lorenza y Jacoba fueron las víctimas más jóvenes que se cobró la epidemia en el pueblo. Fue un verano trágico. En realidad, lo fue en toda España, invadida por la quinta oleada del cólera desde que se había iniciado el siglo XIX. La enfermedad infecto contagiosa se declaró en la provincia de Valladolid con suma virulencia el día 22 de julio, cuando se detectaron los primeros fallecimientos en Cabezón de Pisuerga, Olmedo y Alcazarén.
En Fuente Olmedo, que por entonces pasaría de 270 habitantes, (no tenemos cifra exacta de vecinos ese año, pero ocho años después, en 1893, eran 272, según el libro de matrícula de la parroquia), el cólera fue la causa del fallecimiento de 22 vecinos, todos en el mes de agosto. Hasta ese momento, en los siete primeros meses del año se habían producido cinco defunciones, en una media que era normal para la época, lo que da idea de la magnitud del brote de la enfermedad.
El cólera se cebó más en las mujeres del pueblo, catorce, que, en los varones, ocho, aunque estadísticamente estos eran de una edad más avanzada. Entre los fallecidos estaba el padre de Lorenza que murió tres días después del fallecimiento de la menor. El vecino más anciano víctima de la enfermedad fue Román García, de 65 años, mientras que la niña Lorenza Gómez fue la más joven. Entre los fallecidos estaba una vecina de Aguasal, “Anacleta Palomo, esposa de Basilio Robledo, fallecida en este a consecuencia de haber venido a asistir a una hermana que padecía del cólera y de cuya enfermedad fue contagiada y sucumbió”, según está anotado en el Libro de Difuntos de la parroquia. La asistencia a su hermana Higinia, vivía en la calle del Centro casada con Luis Calle, que trajo a Anacleta a Fuente Olmedo, sería el origen de su contagio y de la mayor mortalidad que se dio entre las mujeres, encargadas de la atención a los enfermos, el lavado de la ropa y la higiene de la casa y ser el cólera una enfermedad contagiosa estrechamente ligada a la higiene y la salubridad y que se transmitía, entre otros vectores, por el roce y el trato entre personas.
En el verano de 1885, 7.587 vallisoletanos padecieron la enfermedad del cólera morbo, de los que 2.400 fallecieron. Entre ellos veintidós vecinos de Fuente Olmedo.
Del desenlace en nuestro pueblo tenemos información puntual gracias al Libro de Difuntos y a las anotaciones de Eusebio Santos Cuesta, el cura párroco que falleció al año siguiente, a los 76 años de edad, siendo sustituido por Ciriaco Bernabé Pedrazuela.
Este párroco fue el que preservó el edificio de la cilla, como contamos en otra historia de esta sección. Del libro de Difuntos, como del de Bautizados y Casados ha realizado un resumen muy práctico Eduardo Gay Guerrero, descendiente de Fuente Olmedo y que hace unos años escribió una historia de Ciruelos, donde se trasladaron sus antepasados desde este pueblo. El resumen se encuentra en el Archivo Diocesano de Valladolid.
2 respuestas
Como dato curioso en el libro de Alberto Llorente de la Fuente; «La epidemia del cólera de 1885 en Valladolid y provincia», se dice que la invasión colérica tuvo lugar a través de la estación del ferrocarril, y el primer afectado fue el jefe de dicha estación.
Efectivamente, según consta en el libro parroquial de difuntos, parece que el primer fallecimiento que tuvo lugar en el pueblo por este motivo fue el de Faustino Castaño, Jefe de la Estación del Ferrocarril, casado con Petra Zurdo, el 1 de Agosto.
Gracias, tus datos completan la información.